"Se debe fomentar el pensamiento positivo sin dejar que factores como la ansiedad, la depresión o el miedo irracional interfieran en el quehacer cotidiano de los adultos mayores, el envejecimiento no tiene por qué ser estresante"
“Las Personas Mayores son la memoria de un pueblo y maestros de la vida. Cuando una sociedad no cuida a sus ancianos niega sus propias raíces y simplemente sucumbe”
Escuela de Ciencias del Envejecimiento
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“Hace tiempo —escribe Frankl— que no se reprime el problema sexual, como en la época de Sigmund Freud, sino el problema del sentido (...); hoy los pacientes ya no vienen a nosotros, los psiquiatras, con sus sentimientos de inferioridad como en la época de Alfred Adler, sino con la sensación de falta de sentido, con un sentimiento de vacío, que yo, califico de vacío existencial”.
Cuando un hombre no encuentra sentido a su vida, es posible que satisfaga esa primaria y elemental necesidad de entregarse a la satisfacción de otras necesidades jerárquicamente más bajas (sexo, alcohol, drogas, etc.). A lo que parece, de lo que toda persona humana tiene necesidad es de encontrar un sentido para su propia existencia. Pero el modelo antropológico que pone de manifiesto esta necesidad primordial ha sido sis-temáticamente ignorado por el hombre de nuestro tiempo.
Preguntarse por el sentido de la vida, por su valor, no es una manifestación sintomática de que el hombre esté enfermo, como pensaba Freud. “El hombre, al interrogarse por el sentido de la vida, más que eso, al atreverse a dudar de la existencia de tal sentido, sólo manifiesta con ello su esencia humana (...); tal pregunta no es la manifestación de una enfermedad psíquica sino la expresión de madurez mental, diría yo”.
En la sociedad de la abundancia, el estado de bienestar social prácticamente satisface todas las necesidades del hombre; hasta algunas necesidades en realidad son creadas por la misma sociedad de consumo. Sólo hay una necesidad que no encuentra satisfacción y ésa es la necesidad de sentido en el hombre, ésa es su ‘voluntad de sentido’.
Paradójicamente la antropología formulada por Frankl ha sido ignorada, mientras los psicoanalistas defendían otro modelo antropológico, mucho más zoológico, que sólo daba primacía a la vida de los instintos.