"Se debe fomentar el pensamiento positivo sin dejar que factores como la ansiedad, la depresión o el miedo irracional interfieran en el quehacer cotidiano de los adultos mayores, el envejecimiento no tiene por qué ser estresante"
“Las Personas Mayores son la memoria de un pueblo y maestros de la vida. Cuando una sociedad no cuida a sus ancianos niega sus propias raíces y simplemente sucumbe”
Escuela de Ciencias del Envejecimiento
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07.05.2014 23:53Demencia y Alzheimer
La demencia es la pérdida progresiva de las funciones cognitivas del ser humano, debido a daños y desórdenes cerebrales. Particularmente, esta alteración cognitiva provoca incapacidad para la realización de las actividades normales de la vida cotidiana del individuo.
El Alzheimer es la forma más común de la demencia -aunque no es la única-, representando entre el 60 y el 80 por ciento de los casos de demencia. La pérdida de memoria y de otras habilidades intelectuales son los síntomas más frecuentes de esta enfermedad que cada vez afecta a más personas en el mundo.
Actualmente, se estima que hay más de cinco millones de pacientes padecen esta enfermedad solamente en los EE.UU. y que en el año 2050, el número de personas afectadas podría alcanzar, aproximadamente, la cifra de 16 millones de enfermos en ese país.
Debido a que casi un 70 por ciento de pacientes del Alzheimer viven en sus hogares, el impacto de esta enfermedad se amplía a millones de personas afectadas entre familiares, amigos y cuidadores ya que estos enfermos son dependientes de los demás.
El Alzheimer se agrava al pasar el tiempo y es una enfermedad terminal. Muchos son los síntomas que afectan a las personas enfermas además de la pérdida de memoria severa o la realización de actividades diarias. La confusión, la desorientación, no reconocer lugares habituales, los problemas con la dicción o la escritura así como el desinterés en gozar de pasatiempos que la persona disfrutaba anteriormente son otros de los síntomas habituales de esta enfermedad. De hecho, existen hasta diez señales que nos advierten sobre la presencia de la enfermedad del Alzheimer en una persona:
- Cambios en la memoria que dificultan la vida cotidiana.
Una de las señales más comunes del Alzheimer, especialmente en las etapas tempranas, es olvidar información recién aprendida. También se olvidan fechas o eventos importantes; se pide la misma información repetidamente; se depende en sistemas de ayuda para la memoria (tales como notas o dispositivos electrónicos) o en familiares para hacer las cosas que antes uno se hacía solo.
- Dificultad para planificar o resolver problemas
Algunas personas experimentan cambios en su habilidad de desarrollar y seguir planes o trabajar con números. Pueden tener dificultad en seguir una receta culinaria conocida o manejar las cuentas domésticas. Pueden tener problemas de concentración y les puede costar más tiempo hacer cosas que anteriormente hacían con normalidad.
- Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre.
A las personas que padecen del Alzheimer muy a menudo se les hace difícil completar tareas cotidianas. A veces pueden tener dificultad en llegar a un lugar conocido, administrar un presupuesto en el trabajo o recordar las reglas de un juego muy conocido.
- Desorientación de tiempo o lugar.
A las personas con el mal de Alzheimer se les olvidan las fechas, estaciones y el paso del tiempo. Pueden tener dificultad en comprender algo si no está en proceso en ese instante. Es posible que se les olvide a veces dónde están y cómo llegaron allí.
- Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo objetos se relacionan uno al otro en el ambiente.
Para algunas personas, tener problemas de la vista es una señal del Alzheimer. Pueden tener problemas para leer, juzgar distancias y determinar color o contraste. Con respecto a la percepción, es posible que pasen por un espejo y piensen que alguien más está allí con ellos. Es posible que no reconozcan su propio reflejo en el espejo.
- Nuevos problemas con el uso de palabras en el habla o lo escrito.
Los que padecen del Alzheimer pueden tener problemas en seguir o participar en una conversación. Es posible, también, que se paren súbitamente en ella sin saber de cómo seguir o que repitan mucho lo que dicen. Puede ser que luchen por encontrar las palabras correctas o el vocabulario apropiado o que llamen cosas por un nombre incorrecto como, por ejemplo, llamar a un "lápiz" un "palillo para escribir".
- Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para retrasar sus pasos.
Una persona con el Alzheimer suele colocar cosas fuera de lugar. Se les pueden perder cosas sin poder retroceder en sus pasos para poder encontrarlas. A veces, es posible que acusen a los demás de robarles. Esto puede ocurrir más frecuentemente con el tiempo.
- Disminución o falta del buen juicio.
Las personas que padecen del Alzheimer pueden experimentar cambios en el juicio o en tomar decisiones. Por ejemplo, es posible que regalen grandes cantidades de dinero a las personas que venden productos y servicios por teléfono. Puede ser que presten menos atención al aseo personal.
- Pérdida de iniciativa para tomar parte en el trabajo o en las actividades sociales.
Una persona con la enfermedad del Alzheimer puede empezar a perder la iniciativa para ejercer pasatiempos, actividades sociales, proyectos en el trabajo o deportes. Es posible que tengan dificultad en entender los hechos recientes de su equipo favorito o en cómo ejercer su pasatiempo favorito. También pueden evitar tomar parte en actividades sociales a causa de los cambios que han experimentado.
- Cambios en el humor o la personalidad.
El humor y la personalidad de las personas con el Alzheimer pueden cambiar. Pueden llegar a ser confundidas, sospechosas, deprimidas, temerosas o ansiosas. Se pueden enojar fácilmente en casa, en el trabajo, con amigos o en lugares donde están fuera de su ambiente.
Esta enfermedad es una crisis que amenaza a la humanidad pero que aún no es reconocida debidamente. Una creciente evidencia indica que factores de riesgo en enfermedades vasculares como diabetes, obesidad, hipertensión y altos índices de colesterol, también pueden ser factores de riesgo para la enfermedad del Alzheimer y la demencia.
Específicamente, los científicos están encontrando nuevas evidencias que podrían relacionar la diabetes tipo 2 con esta enfermedad.