Empoderamiento en los ancianos

Nuestros viejos viven en una sociedad que los discrimina y los excluye solo en función de su edad cronológica.

Tenemos que pensar que no resultará sencillo liberar a los ancianos para que ellos sean protagonistas de su propia vida, de sus decisiones, y de las decisiones de los que mandan.

El protagonismo, no solo debe ser ejercido por las personas mayores, sino que además deben ser líderes.

Esto no significa volver a la "gerontocracia" del pasado. Lo que proponemos es suprimir en forma definitiva la discriminación  hacia las personas mayores y que recuperen la facultad para ser dueños de su propia vida y destino.

Bregamos por la liberación de los adultos mayores para que luego logren su emancipación. Sabemos que si de liberar se trata, hay otros grupos que lo requieren además de los ancianos ,ellos son las "cuatro emes”:

• Menores
• Mujeres
• Minorías religiosas, culturales,  o sexuales.
• Migrantes

Es muy importante envejecer con dignidad y autoridad siendo objeto de consideración y respeto por el resto de la sociedad.

Robert Dah entiende que el poder es la capacidad de tomar decisiones sobre problemas relevantes que implican conflictos visibles de derechos e intereses, tal como son apreciados por las personas interesadas.

Debemos reconocer a los ancianos como capaces de intervenir en la vida pública tomando decisiones  respecto de temas que les competen:

• Deben intervenir en temas públicamente relevantes.
• Deben tener derecho de informarse en relación a  cosas que les interesan de sus derechos para poder defenderse.

El británico Steven Lukes  critica  a Dah, diciendo: “éste distingue dos caras del poder :una cara visible y pública que puede ser controlada y sometida a escrutinio frente a otra cara invisible  y oculta (también puede ser considerada latente o implícita), que escapa a todo tipo de control.”

Según estas definiciones, estamos parados frente a una situación dual:

a)    Poder efectivo según Dah: capacidad de adoptar decisiones sobre temas relevantes que implican conflictos visibles de intereses y derechos subjetivos.

b)    Poder potencial según Lukes: pasividad y omisiones; opacidad de la agenda pública; conflictividad invisible y latente; derechos e intereses ocultos

El poder se puede emplear ejerciéndolo; tomando decisiones y las iniciativas para que éstas se cumplan, pero también, dejando de ejercerlo. Sería lo que hace el liberalismo con su "dejar hacer".

Podemos distinguir entre el poder efectivo de un determinado grupo que se manifiesta y su poder oculto  con el que llaman la atención de la opinión pública sobre los problemas que les aquejan,  dándolos a conocer.

El poder potencial de un grupo es aquel que podría ejercer si tuviera mayor iniciativa para tomar decisiones y si pudiera intervenir en la agenda pública llamando la atención de los medios para ser conocidos. Informarían de sus dificultades.

Con educación, y guías, ese poder potencial, se puede transformar en poder efectivo explícito.

Esto es el empoderamiento: poder desarrollar el poder potencial o latente hasta convertirlo en poder real: efectivo,  manifiesto y explícito.

Para poder desarrollar ese poder potencial hay que fomentarlo eficientemente y siempre requiere unión de los integrantes del grupo y cierta clase de movilización colectiva.

• El empoderamiento por muchos autores debe ir asociado a movilización colectiva.
• El verdadero empoderamiento se logra con mucha lucha y organización.
• El empoderaminto se funda en la movilización colectiva y debe ascender a la superficie viniendo de la profundidad.

Se habla mucho del empoderamiento de los ancianos pero aún es un concepto teórico, por lo menos en nuestro país.

En otros tiempos se hicieron visibles reclamando por el aumento de sus salarios, marchando un día por semana, ¿quien no recuerda a Norma Plá?

Actualmente no se unen para reclamar y no es porque estén bien. Es difícil explicar lo que ocurre. Converso con los ancianos a diario. En nuestro medio, se les otorgó jubilaciones a quienes nunca habían aportado; se les aumenta el salario jubilatorio dos veces por año cuando en la desde 1989 hasta 2003 no se les había aumentado nunca, y no porque no hubiera inflación.

Es evidente que lo que tienen no es bueno. Los que más aportaron cobran igual que los que nunca lo han hecho, y los primeros no son tantos como para empoderarse.

El relato final no habla de la deficiencia que hay en el "empoderamiento  en Argentina" que no lo necesitan aparentemente y hay personas que entregan su poder por "un plato de lentejas".

Si creemos que está todo bien... seguirá así la situación.

Debemos trabajar arduamente para que nuestros viejos conozcan sus derechos y los hagan cumplir.