Pitágoras: "Una bella ancianidad es, ordinariamente la recompensa de una bella vida."

Prof. Dra. Adela Beatriz Kohan

Psicogerontóloga, Psicogeriatra y Logoterapéuta

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Castelar, Prov. Buenos Aires
Argentina
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"Se debe fomentar el pensamiento positivo sin dejar que factores como la ansiedad, la depresión o el miedo irracional interfieran en el quehacer cotidiano de los adultos mayores, el envejecimiento no tiene por qué ser estresante"

“Las Personas Mayores son la memoria de un pueblo y maestros de la vida. Cuando una sociedad no cuida a sus ancianos niega sus propias raíces y simplemente sucumbe”

Escuela de Ciencias del Envejecimiento

Colaboraciones

La vejez en las Américas

11.07.2014 23:42
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Derribando falsas creencias

01.08.2013 13:28

Claude Bernard Lesson - 1889

Se impone incluir nuestro trabajo cotidiano la constante reflexión sobre cómo luchar y lograr poner coto a los estigmas en salud mental , hacer frente a términos desagradables y estigmatizantes; por ejemplo:

  • “le falta un caramelo en el frasco”
  • “le falta un patito en la fila”
  • “chapita”
  • “oligo”
  • “pirado”
  • “colifato”
  • “cabeza de regadera”

Términos, estos, peyorativos y degradantes.

Es nuestro deber, como trabajadores de la salud mental, facilitar los medios para que millones de personas en el mundo mejoren en sus condiciones sanitarias y sociales.

Se debe, aún, investigar mucho aun sobre la neurobiología, la psicopatología, la genética, hasta que se comprendan mejor las causas y las manifestaciones de estas enfermedades, es importante la educación sobre todo a los trabajadores de la salud, para ser integradas en su ideario habitual simplemente como: enfermedades comunes y corrientes.

Se debe fomentar, aún más, la investigación farmacéutica hasta que hagamos de los pacientes muy perturbados, seres con menor sufrimiento, dóciles, amables, sencillos y seguros.

Se deben mejorar las condiciones sanitarias, familiares y sociales pidiendo y logrando derechos de “ciudadanos” para estas personas y sus familias.

Consideremos que:

  • Todos podemos sufrir enfermedades mentales, de hecho una de cuatro personas la padece
  • La enfermedad mental coincide con sufrimiento de quien la padece y su contexto.
  • Los enfermos mentales merecen ser atendidos, diagnosticados y tratados.
  • Se debe invertir recursos en su diagnóstico y tratamiento.
  • Los medicamentos son en general seguros pero si no se los compran o suministran, no sirven.
  • Los tratamientos ayudan a mejorar, pero no en forma definitiva, es imposible evitar recaídas y recidivas.
  • Los familiares soportan también el estigma y la carga económica por lo que deben ser asistidos
  • No todos los enfermos mentales son “discapacitados” algunos pueden trabajar o requerir ayuda mínima. Aún pueden casarse, formar pareja y tener hijos, lo que contribuye a la calidad de vida.

Los representantes de nuestra sociedad, a nivel político, sanitario y social tienen el deber de: fomentar la investigación y la lucha contra la discriminación, la marginación y la lucha contra el estigma de las personas que padecen enfermedades mentales.

Casi seiscientos millones de personas en el mundo padecen algún tipo de discapacidad, sea física o mental. Esto va en incremento, todo suma: el envejecimiento, las enfermedades crónicas, la malnutrición, las guerras, la violencia, los accidentes, la pobreza. EL 80 % de las personas con discapacidad viven en los países de bajos ingresos. Parece ser que quien no ayuda es el hombre. Empecinado en equiparar para abajo, empecinado en incluir miserias….¡Recursos: hay! Sólo hay que tomar las decisiones adecuadas, que a mi entender son de índole político.(En general, los psicóticos no votan, es porque pesan sobre ellos juicios de insania inadecuados, generalmente con el objeto de preservar los patrimonios familiares, desligarse de responsabilidades, o, cobrar pensiones del estado, cuando el paciente puede trabajar.

Pareciera ser que el hombre se empecina para obtener su propia destrucción, destruyendo a los demás hombres a quienes considera “diferentes”.

La discapacidad parece no ser un fenómeno biológico sino una retórica cultural. Por lo tanto no puede ser pensada como un problema de los discapacitados, de sus familias o de los expertos: sí, como una idea cuyo significado está íntimamente relacionado con el de “normalidad “, y con los procesos históricos, culturales, sociales y económicos que regulan y controlan el modo a través del cual son pensados e inventados los cuerpos, las mentes, el lenguaje y la sexualidad de los sujetos.

Los modernos antipsicóticos son muy efectivos, pero muy caros, es deber del estado proveerlos ya que se ha demostrado que evitan el deterioro post-psicótico.

Planteo una lucha en la que debemos involucrarnos todos. De este modo evitaremos parecernos al Narciso a que se refiere Jaime Barylko: ”que mira su reflejo y se aplaude”. Que al mirarnos recibamos información de lo que realmente somos, aunque es difícil.