"Se debe fomentar el pensamiento positivo sin dejar que factores como la ansiedad, la depresión o el miedo irracional interfieran en el quehacer cotidiano de los adultos mayores, el envejecimiento no tiene por qué ser estresante"
“Las Personas Mayores son la memoria de un pueblo y maestros de la vida. Cuando una sociedad no cuida a sus ancianos niega sus propias raíces y simplemente sucumbe”
Escuela de Ciencias del Envejecimiento
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20.07.2014 16:31Aumento de enfermedades atribuido al cambio climático
Aparte de los grandes problemas que está ocasionando el cambio climático a nivel global en todo el planeta tales como el deshielo paulatino de los polos y los glaciares con el aumento, como consecuencia directa, del nivel de los mares: las sequias y la desertización que afectan a grandes extensiones de la Tierra: las lluvias y tormentas violentas así como grandes nevadas inesperadas, el cambio climático tiene también un efecto pernicioso sobre nuestra salud como, desde hace ya bastante tiempo, viene advirtiendo la Organización Mundial de la Salud
(ver nota informativa en este mismo blog).
Sabemos que el ritmo biológico de los seres humanos o está capacitado para afrontar estos cambios bruscos de temperatura como resultado directo provocado por el actual cambio climático, por lo que las enfermedades respiratorias y virales se están produciendo con mayor frecuencia y regularidad.
Nuestro organismo ha perdido su capacidad de adaptación a los cambios de clima debido a que las estaciones del año se encuentran fuera de tiempo en un desfase total lo que no permite la recuperación de las defensas que se necesitan para afrontar debidamente el frío o el calor.
Anteriormente las estaciones climáticas se regían por periodos concretos. Se sabía cuándo empezaba la primavera, el verano, el otoño o el invierno de forma que el calendario se conciliaba con el clima del planeta. Hoy, tan pronto termina el invierno como se adelanta el verano, por ejemplo. Ese brusco desfase climático impide al ser humano afrontar los cambios que se generan con lo cual se alteran sus biorritmos y sus defensas no se pueden preparar para combatir los posibles agentes patológicos que le acechan.
Todo lo contrario sucede con las bacterias, las cuales se mantienen en su forma primitiva pues no evolucionaron por lo que se adaptan perfectamente y sobreviven a cualquier cambio de clima estacional lo que las estimula a seguir atacando a los seres humanos.
Tanto los virus como las bacterias se encuentran en el medio ambiente así como en los alimentos que ingerimos, motivo por el cual, las personas somos propensas a ser atacadas y padecer patologías de las vías respiratorias y gastrointestinales.
En muchas ocasiones llegamos a pensar que muchas enfermedades están causadas por una higiene incorrecta o por mala nutrición, sin embargo, también están relacionadas con el cambio climático.
Poco importa la condición social de las personas pues todas son propensas a presentar enfermedades de tipo respiratorio o intestinal y donde mayor riesgo de contagio se da es el los adultos mayores de 60 años quienes, generalmente, van perdiendo la capacidad de su sistema inmunodefensivo.
En el caso de la infancia si recibe una alimentación equilibrada, una higiene correcta y una adecuada protección hacia los cambios de clima, el riesgo a enfermarse es bastante menor.
Las enfermedades causadas por el frío o el calor se producen con bastante regularidad, incluso se presentan al mismo tiempo, aunque se contraigan en estaciones diferentes.
Recomendaciones para disfrutar del invierno
Con la llegada del frío y el aumento de la contaminación medioambiental, los adultos mayores, así como los niños, son más propensos a contraer enfermedades de las vías respiratorias como pueden ser las bronquitis, faringitis, neumonías y neumonitis. Los virus y las bacterias sufren mutaciones y son más comunes en invierno por lo que el riesgo de contagio es mayor.
¿Cuál es la mejor protección en esta época?
Una premisa importante aceptada por la mayoría de la comunidad médica internacional es la vacunación contra la gripe y, en su caso, la neumonía. Esa prevención es muy aconsejable en los adultos mayores ya que ellos son personas de alto riesgo de contagio al ser más deficiente su sistema inmunológico y por lo tanto más propenso a contraer el virus de la gripe con sus posibles complicaciones secundarias asociadas.. Al vacunarse, el cuerpo se protege de algunas cepas, no todas, de estos virus, por lo que aunque las personas igual pueden resfriarse, no se contagian de las más severas y, en el caso de hacerlo, los efectos de éstas se ven atenuados.
Otras recomendaciones útiles para pasar un invierno más seguro y confortable son mantenerse, a ser posible, siempre a una temperatura adecuada y estable y cuidarse del exceso de frío o de los cambios bruscos, es decir no salir de golpe de sitios excesivamente calientes a otros muy fríos; beber bastante agua o líquidos con el fin de no deshidratarse; lavarse las manos varias veces al día sobre todo antes de ingerir alimentos; evitar todo contacto con personas que ya están enfermas con el fin de impedir el posible contagio
Lo más saludable, incluso dentro del hogar, es buscar espacios soleados y calentar el cuerpo de la forma más natural. No nos olvidemos de los beneficios de los baños de sol ni tampoco de que sus rayos matan tanto a virus como a bacterias.
Por último usar ropa adecuada de abrigo como son gorros, bufandas, guantes, gruesos calcetines preferiblemente de lana o algodón, botas o zapatos aislantes de la humedad, cómodos y apropiados y, sobre todo, asegurarse de que todo el cuerpo esté bien abrigado.
Si a pesar de todos estos consejos, el adulto mayor se enferma lo mejor es aislarse para no contagiar al resto de la familia, consumir abundante líquido y, sobre todo, vitamina C. Si pasados dos o tres días ¡la enfermedad no remite o el paciente no mejora o incluso está peor, lo más probable es que se haya contagiado con una bacteria por lo que será absolutamente necesaria la prescripción médica.
Cómo pasar un verano agradable y prevenir los golpes de calor
Si malo es el invierno para los adultos mayores, el verano no es mejor. Son varias las recomendaciones que geriatras y gerontólogos aconsejan con el fin de evitar la deshidratación, la insolación, los golpes de calor y la alteración de la presión arterial con el más que probable riesgo de sufrir desvanecimiento y, como con secuencia, caídas con posibilidad de fracturas en los adultos mayores.
Aunque estas recomendaciones son válidas para cualquier edad es en la vejez cuando se tienen que tener mayores precauciones ya que el nivel de riesgo es más elevado. Algunas de estas recomendaciones son:
- Hacer ingestas frugales a ser posible varias veces al día. Es preferible comer varias veces al día pero en menor cantidad.
- Preferentemente consumir frutas y verduras disminuyendo el de proteínas.
- Hidratarse abundantemente ya que en la época estival, el cuerpo transpira más con el fin de enfriarse y mantener una temperatura equilibrada, lo que obliga a reponer los líquidos perdidos. Han de prestar mayor atención quienes toman diuréticos o fármacos contra la hipertensión arterial. No consumir licores espirituosos.
- Tener cuidado con la exposición al Sol evitando las horas en que los rayos ultravioletas son más peligrosos, generalmente entre las 11 y las 17. Utilizar un factor de protección solar elevado, ropa amplia y de colores claros.
- Permanecer en lugares frescos y umbríos y evitar en todo momento los cambios bruscos de temperatura. En el caso de usar aparatos de aire acondicionado regularlos de forma que estén entre los 22 y los 24ªC.
- Prevenir el golpe de calor y la insolación: Los síntomas son parecidos: náuseas, vómitos y desmayos. La insolación se debe a una exposición directa al sol, y por efecto directo de las radiaciones solares causa deshidratación, lesiones en el cerebro, microhemorragias. Y el golpe de calor se debe por estar en un ambiente -no es necesario haber estado bajo el sol- con mucho calor, lo que provoca deshidratación e hipertermia.
- Cuidar la presión arterial: Tanto alta como baja, porque ambas aumentan el riesgo de caídas y las consecuentes fracturas -mayormente de cadera-.
- Controlar que no se hinchen los tobillos: La forma más fácil de controlarlo es mirar si al sacar la media o calcetín queda un surco en la pantorrilla y frente a esta situación ir al geriatra.
Por un envejecimiento activo:
Las vacaciones son un momento ideal para disfrutar de la familia, realizar paseos, conocer lugares y concurrir a reuniones sociales. Hay que tener en cuenta que una actitud positiva mejora la autoestima, evita el avance de las enfermedades y favorece a un envejecimiento activo. También es recomendable la realización de ejercicios físicos, pero durante la mañana temprano o la tarde, para evitar las altas temperaturas y la exposición al sol. Debe tenerse en cuenta una hidratación adecuada, y usar ropa y calzado cómodo, liviano y de colores claros.