Trastorno de ansiedad generalizada en los ancianos

El trastorno de ansiedad generalizada es uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes en la tercera edad.

Hay estudios que muestran  una prevalencia de 7.3% durante un lapso de seis meses. (estudio LASA).

Existen datos que indican una prevalencia en ancianos ambulatorios a 1 mes  del 1,9% y una prevalencia vida del 4.6%. Aclaramos que sólo un 38% consulta ante este problema.

Acompañado por síntomas depresivos va el 90% de los pacientes.

Muchos de los síntomas que los pacientes refieren se amparan en otras patologías de base ya sean pulmonares, cardiológicas, neurológicas, cardiovasculares o endócrinas.

Todo lo mencionado dificulta su diagnóstico, aún más, frente a la posibilidad de no poder verbalizar lo que se siente.

En los pacientes con TAG (trastorno de ansiedad generalizada) se puede superponer una  depresión mayor. Se trata de una enfermedad recurrente que cursa con exacerbaciones y remisiones..

Los ancianos que presentan TAG refieren mala calidad de vida.

La característica más importante del TAG es:

• la preocupación o la anticipación de episodios negativos futuros que presentan los pacientes:
• la aprehensión ansiosa que es algo diferente al miedo o  a la “alerta ansiosa”

La preocupación puede fluctuar pero no  es episódica  y tiende a cronificarse. En la actualidad se considera como un trastorno con identidad propia.

Los pacientes refieren preocupación excesiva -muy difícil de controlar-, que provoca sufrimiento. El contenido real de la preocupación en el TAG del final de la vida es semejante al de los ancianos que no sufren este trastorno. Ello significa que las preocupaciones giran en torno a la salud, la familia, la economía o la discapacidad.

Además en el TAG hallaremos tensión muscular, inquietud (refieren sentirse “al límite”) , insomnio, trastornos de atención y concentración, irritabilidad y fatiga.

No es frecuente que los ancianos consideren y distingan cuándo sus preocupaciones exceden los límites de lo normal es por ello que no consultan y cuando lo hacen, han sufrido ya mucho.

El especialista debe saber  que el nivel de preocupación, la incapacidad que tiene el anciano para anularla y el sufrimiento -asociado a la gran preocupación-, resulta determinante para su diagnóstico.

Debemos resaltar que los adultos mayores que sufren trastornos de ansiedad difícilmente consultan con los profesionales que los asisten:

• Le cabe al médico de atención primaria diagnosticar este problema.
• El viejo es muy resistente a consultar al psiquiatra.

La depresión del estado de ánimo acompaña al TAG .

Reitero que el TAG tiende a evolucionar de manera crónica y puede llegar a durar entre 20 y 30 años.

El TAG puro, es más frecuente que  en co-morbilidad.(en los adultos más jóvenes es de 9 años).

El TAG se encuentra incluido en los trastornos de ansiedad y de la afectividad y presenta escasa tendencia a remitir en forma espontánea.

Hay quienes consideran que un portador de TAG puede derivar en un trastorno por somatización.

Aconsejamos, en primer lugar, consulta con el especialista; llegar al diagnóstico e iniciar psicoterapia.

El tratamiento farmacológico queda reservado ante la no respuesta a la psicoterapia.

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