Soledad y anciano solo

“Soledad” viene del término “solitas” que significa falta de compañía.

La  soledad que presenta la persona puede ser voluntaria o involuntaria. La primera, es cuando la persona decide estar sola y se siente cómoda en esa situación; la segunda, es cuando no es buscada esa soledad: es producto a muerte de seres queridos o abandono de seres cercanos y otras circunstancias.

Estar solo implica falta de contacto con otras personas lo que permite inferir que es un estado subjetivo porque, excepto en situaciones extremas, siempre existe “otro” en la cercanía.

Hay personas que buscan la soledad para poder adentrarse en sus pensamientos y tareas. Pero si esa soledad no es deseada puede generar sufrimiento y falta de satisfacción personal.

También podemos definir a la soledad como el sentimiento de “estar solo” y esto esta vinculado con el desamor y el desamparo.

Cuando el ser se encuentra solo no se comunica con nadie y no se cumple con la característica del ser humano de ser un ser social.

En  sociedad, la persona se comunica, escucha y es escuchada lo que implica intercambio

En nuestra sociedad postmoderna es cuando más podemos ver a la persona aislada. Es este aislamiento que puede llevar al adulto mayor a sufrir trastornos mentales.

La causa de la soledad es la “debilidad relacional” lo que se traduce por falta de capacidad de generar relaciones interpersonales normales.

La soledad puede llegar a constituirse en un problema biopsicosocial y es muy común observarla en el envejecimiento.

La soledad del hombre rodeado por hombres fue descripta por Diógenes. Es una circunstancia muy triste para quien la padece pero puede ocurrir que constituya una posibilidad para que la persona pueda desarrollar su interioridad.

La soledad en los viejos es más frecuente que en otros grupos etarios

En la vejez son observables más situaciones de soledad por  muerte del cónyuge, hijos, amigos, o distancias materiales. También son importantes las limitaciones físicas y económicas que impiden el acercamiento a familiares o amistades.

El “sentirse sólo” es una sensación que aumenta con la edad. Podemos decir que, en encuestas realizadas, el  23% de las personas cuyas edades oscilan entre los 65 y 69 años manifiestan sentirse solas y, esa cifra,  aumenta al 36%  en los de más de 80 años.

Las quejas por soledad es mayor en las  mujeres

Cabe aclarar que el 40% de los que viven solos se sienten solos y el 10% de los que no viven solos también refiere soledad.

El “don” de tolerar la soledad tiene que ver con la adecuada elaboración del individuo, de la angustia de separación y de la pérdida. Ello Implica una aprendizaje desde mucho antes de envejecer.

La vivencia adecuada de la soledad se vincula con el equilibrio de la personalidad y, en general, es independiente del estado de salud y de la situación  socio-económica.

La soledad se puede acompañar de un estado ansioso o depresivo

Las estrategias para poder tolerar estas situaciones de falta de compañía implican trabajar desde joven con una actitud a favor de los demás e incrementar los contactos sociales y familiares.

Se deben fomentar las relaciones sociales a través del involucramiento en actividades que permitan gratificación y que generen acercamiento a los demás.

La soledad da tiempo para la “reminiscencia”. También para la introspección y para tomar conciencia de la obra realizada. Esto permitirá que se haga balance y se podrá comprobar que generalmente es positivo.

“El presente adquiere sentido recordando el  pasado del que se fue protagonista y  brinda el sentido de “integración personal”

La continuidad del ser con su pasado se garantiza a través del recuerdo de tiempos pasados

La vejez es la etapa de la vida en que la persona debe auto inventarse para hacerla productiva para sí y para los demás.

Bibliografía

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