Repasando a Cicerón

A los 62 años, Marco Tulio Cicerón, daba a conocer su famoso ensayo titulado “Sobre la vejez”, corría el año 44 antes de la EC. En este escrito, Cicerón relata que la vejez no es igualmente considerada  por todas las etnias.

En la antigua Esparta se capitalizaba el saber de los viejos. Allí, un Consejo formado por 28 hombres mayores de 60 años, dirigían los destinos del Estado-nación.

Ya Cicerón hablaba de un “envejecimiento satisfactorio” donde una actitud adecuada era fundamental para alcanzarlo.

También este autor se refirió a los cuatro inconvenientes del envejecimiento que citaremos a continuación:

1º) La sociedad excluye a los adultos mayores de actividades relevantes.

2º) Sostener que el hecho de envejecer disminuye la fuerza física y, por ende, la “calidad” de la persona.

3º) Suponer que el envejecimiento suprime o deteriora el gozo de los placeres sensuales, especialmente: el sexual.

4º) Pensar que  en la vejez conlleva a un aumento de la ansiedad frente a la muerte.

Para Cicerón los “ancianos valientes” pueden encontrar la manera de ser útiles en funciones de asesoría, administrativas e intelectuales.

Pensaba también este filósofo que el deterioro de  lo físico es mínimo si se cultiva la mente y el carácter.

Frente a la merma de la función sexual, dijo ”esto puede representar una ventaja porque permite al anciano concentrarse en la promoción de la Razón y la Virtud”.

Como respuesta al planteo del aumento de la ansiedad de los viejos frente a la muerte, Cicerón -siguiendo a Platón-, expresó que “la muerte podría considerarse una ventaja que libera a las personas y a su alma inmortal de su prisión corporal en este mundo lleno de imperfecciones”.

Cicerón llegó a la conclusión  de que “el Sabio es el que recibe los designios y determinismos de la naturaleza y hace transcurrir su vida con una mente serena”.

Ello implicaba que la prolongación de la vida no es deseable, sobre todo, “si cuando viejo, la persona, tiene que volver a convertirse en un niño que llora en su cuna”.

Recopilación de los pensamientos de Zerbi, Osler, Freud y Palmore (*)

En 1482, Gabriele Zerbi publicó el primer manual práctico sobre los problemas de la vejez. Zerbi menciona en su libro -que fue originalmente publicado en latín-, que “los ancianos deben ser cuidados en lugares especiales seleccionados especialmente respecto del clima, exposición, dotación y personal”.

Expresó ideas sobre la longevidad y la conservación de la salud exaltando los beneficios del baño, de los ejercicios físicos, de la dieta, del masaje y del reposo. Así mismo, elaboró una farmacopea para usar con los ancianos.

Zerbi admitió que la vejez y la muerte son inevitables, pero afirmó que es posible “luchar y resistir”

El libro de Zerbi se titula “Gerontocomía. Sobre el cuidado de los ancianos”.

Si William Osler, en su discurso al despedirse de la Facultad John Hopkins en 1905, dijo: “es difundida la presunción de que al avanzar en edad los profesores pierden su capacidad”. Admitió que la vejez trae disminuciones, aun así, Osler, fallece a los 70 años  y permaneció activo como docente, investigador y estadista hasta los 69 años.

Es de destacar que el discurso de Osler en la facultad despertó mucha crítica entre sus contemporáneos pues era, francamente, gerofóbico.

Sigmund Freud  no era optimista con respecto a la psicoterapia en mayores de 55 años a pesar de que, él mismo, se autoanalizó hasta su muerte.

Muchos científicos, posteriores a Freud comprobaron que, la psicoterapia, era adecuada en caso de depresión en los adultos mayores.

E. Palmore piensa que “La vejez ofrece ventajas. Hace que los ancianos se vuelvan más respetuosos de la ley, mejores ciudadanos, y se interesan por el contexto social y los problemas políticos”. También expresa que, al hacer tareas comunitarias, contribuyen con la sociedad y “pueden realizar, con empeño y de forma satisfactoria, tareas productivas aunque no les sean pagadas”.

Asimismo, Palmore, sostiene que “el trabajador añoso es muy responsable con sus tareas y cumple más con la asistencia laboral que los jóvenes, Siendo los viejos más confiables”.

Bibliografía:

-Palmore E. “Advantages of aging” Gerontologist 1979

-Palmore E.”Longevty in Abkhasia” a reevaluation. Gerontologist 1984

-Weiss AK. “Biomedical Gerontology” Gerontologist . 1974

-Freud S. “On psycho-terapy.1905

-Zeman FD. “ Some little-known classics of old-age  medicin” Jama 200:150-152. 1967-Birren JE et al. andbook of de psychology of aging N. York, Academic Press 2005

-Lowenthal MF et Al. “Interacción y adaptación, en la mediana edad y en la vejez” Editado por Neugaten. Chicago. University of Chicago Press 1968

(*) Nota de la autora Prof. Dra. Adela B. Kohan

Erdman B. Palmore es profesor emérito de Sociología Médica en la Universidad de Duke y gerontólogo. Ha escrito varios libros y ha publicado numerosos artículos sobre el envejecimiento. Podría decirse que es más conocido por su libro “Envejecimiento” publicado en 1976 que ha sido ampliamente utilizado por los investigadores para adquirir un conocimiento general sobre el envejecimiento de los individuos. El libro se actualizó en el año 1998 y todavía se está utilizando para ayudar a las personas a que descubran sus prejuicios sobre las personas mayores.

Gabriele Zerbi (1445 - 1505) fue un profesor veneciano que dictó sus clases en las Universidades de Bolonia y Padua. Sobrevivió el devastador brote de peste bubónica de 1477 a 1479 en el norte de Italia. Publicó el primer tratado impreso en geriatría, "Gerontocomía: En el cuidado de los ancianos", que tomó la forma de una guía práctica.

William Osler. Nació en Bond Head, Canadá oeste (ahora Ontario) y estudió en la Universidad McGill en Montreal, Quebec donde obtuvo la licenciatura en Medicina. Posteriormente fue profesor en la Universidad de Pennsylvania y Jefe de Medicina Clínica en dicha universidad. En 1889 fue el primer profesor de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. En 1905 se traslada a Inglaterra, permaneciendo en Oxford hasta su muerte. Fue nombrado Sir en 1911 por sus grandes contribuciones en el campo de la medicina. Osler fue un gran coleccionista de libros de Historia de la medicina. Después de su muerte su colección formó la parte principal de la Biblioteca de Historia de la Medicina de la Universidad McGill, que fue fundada en 1929

Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia (en la actualidad, Příbor en la República Checa) en el seno de una familia judía. Aunque el nombre que figura en su certificado de nacimiento es Sigismund, su padre añadió un segundo nombre, de origen hebreo, Schlomo.

Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología, derivando progresivamente sus investigaciones hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales, de la que daría cuenta en su práctica privada. Estudió en París con el neurólogo francés Jean-Martin Charcot las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De vuelta en Viena y en colaboración con Joseph Breuer desarrolló el método catártico. Paulatinamente, reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas, fue abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente el resto de su vida.