Reflexión a propósito del ataque que sufrió el Dr. Carlos Fait por su condición de anciano

En nuestro contexto social, y formando parte del imaginario colectivo, se han construido ideas inexactas en lo que se refiere a los viejos y a la vejez.

Esto se puede observar analizando, los prejuicios, los mitos que generan dificultades para comprender a los viejos y el proceso de envejecimiento. Debemos entender que estas ideas erróneas dificultan la adecuada inserción del anciano en la sociedad, al ser discriminado y estereotipado.

Escribió Simone de Beauvoir en 1988: “En el siglo XX  que generó un gran cambio en la ciencia, se comprendieron mejor los cambios biológicos, psicológicos y sociales, no se ha modificado la mentalidad con la que se observa a la persona mayor y el anciano continúa marginado… sólo de una manera más sutil.”

Robert Butler, gerontólogo norteamericano en su libro Why Survive: Being old in América en 1975 acuñó el término “ageism” (viejismo=gerofobia) para describir los prejuicios negativos y estereotipos hacia los adultos mayores, sólo por su edad cronológica.

La única razón de desprecio hacia los  viejos, sería su edad.

Actitudes negativas hacia los ancianos que surgirían básicamente de la ignorancia, la intolerancia, de poseer un espíritu discriminativo, no formado en los valores de las tradiciones familiares.

Estas concepciones negativas hacia nuestros viejos, se supone, que se generan en los más jóvenes por el temor que ellos mismos tienen hacia  su propio envejecimiento.

Los más jóvenes se resisten a enfrentar los retos económicos y sociales que están vinculados con el envejecer.

Esta actitud negativa, hacia los mayores, tiene el mismo origen que el sexismo, el racismo constituye un tipo de opresión que afecta a la persona que es depositaria de estos malos enfoques, sino que también moldea la mentalidad de otras personas, tanto jóvenes, como viejas, las que defienden, aunque sin argumentos concretos ni que tengan soporte actitudes “anti-vejez” esto es tan malicioso como cuando se hacen discriminaciones por sexo.

Johnson en 1991 dice que la gerofobia sería  precipitadora de vulnerabilidad a sufrir más allá del control de la víctima.

Se sugiere a través de la gerofobia que el fenómeno de tener mayor edad puede ser un factor de riesgo para el ser humano anciano, prejuicio basado sólo en la edad cronológica y en las características que en forma prejuiciosa se les achacan a los viejos.

Estas características que se les adjudican a los mayores son:

• Aumento de la fragilidad
• Enfermedades propias de la vejez
• Incapacidad física
• Incapacidad mental
• Pobreza.

Erdman Palmere habla de tres tipos de gerofobia, a saber:

• Social: se manifiesta en forma de retiro forzoso, políticas discriminatorias en los servicios de cuidado de la salud y la restricción de servicios de cuidado a medida que se avanza en edad.
• Profesional: se manifiesta cuando los profesionales que los asisten, los tratan como si fueran niños.
• Comunitaria: se  manifiesta por  la falta de atención comunal a las necesidades de los adultos mayores, y en mejores servicios sociales, de recreación y sanitarios, para todos, menos para los viejos.

Lo relatado hace inferir que en sociedades industrializadas, los actos de prejuicio y discriminación por la edad, permiten crear, en los jóvenes, imágenes respecto de las personas de edad avanzada como diferentes a ellos y dejan de identificarlos como a seres humanos (Butler 195).

Vivimos en una sociedad donde se “adora” a la juventud eterna.

Hay incapacidad para ver a los viejos como portadores de mandatos, de historia, de costumbres y hábitos, los ancianos son el hilo conductor hacia nuestra propia historia.

Falla la sociedad tecnocrática actual al sostener que con los años el saber no se acumula, sino que caduca. La sociedad moderna se fundamenta en el trabajo y el consumo. Constituyen sociedades orientadas a exaltar los valores de la juventud.

Ser viejo no es sinónimo de deterioro, en ninguno de sus aspectos.

No debemos permitir que se estereotipe al envejecimiento, es inevitable, llegar a viejo, y repito a Maurice Chevallier cuando dijo: “quiero llegar a viejo, sobre todo si pienso en la otra alternativa”.

Robert Atchley afirma que “el estigma hacia la vejez es la sumatoria de falsos estereotipos que se fueron acumulando a través de los tiempos.”

En general los constructos colectivos, que se elaboran hacia la vejez carecen de fundamentos, al igual que los constructos que se hacen por religión, sexo, sexualidad, o, raza.

Pensar que los ancianos son:

• Incapacitados o discapacitados.
• De padecer pérdidas de cognición.
• Dependientes.
• Aislados.
• Menesterosos

Todo esto: estigmatiza a los viejos.

Socolovsky sostiene “que cada sistema cultural crea una lente perceptual, compuesta de símbolos potentes mediante los cuales se desarrolla una versión de la realidad”.

• Vejez, no es decadencia.
• Vejez, no es deterioro.

Los medios de comunicación masivos constituyen un capítulo aparte, en la génesis de estos prejuicios.

En estos días vimos y oímos como un integrante de la Suprema Corte de Justicia de la República Argentina era descalificado por la máxima autoridad del País por su condición de anciano.

Independientemente de las ideologías, discriminar a una persona porque es vieja resulta inadmisible; no solo porque el aludido es un intelectual en pleno uso de sus facultades, sino porque es  persona.

Dejo para el lector de éste artículo la calificación de la persona agresora, la Señora Presidente de la Republica  Argentina, a la que sólo le digo que revise sus palabras, se instruya y no le resultaría humillante presentar sus excusas frente a estos dichos sin fundamentos.

Robert Kohn en 1979 explica la diferencia entre enfermedad y envejecimiento.

Kohn plantea la diferencia básica ente ambos conceptos:

El envejecimiento envuelve cambios universales inevitables y, por consiguiente, fisiológicos, mientras que en la enfermedad los cambios son anormales, no sucediéndoles a todos los miembros de su edad y especie.

Regula Herzog en 1991 encuestó a ancianos y encontró que un 62% de ellos refirió padecer dolores articulares, o hipertensión arterial. Debemos prestar atención que estas condiciones no ponían límites a sus actividades.

Debemos estar atentos a cualquier forma de abuso o discriminación que sufren las personas de edad avanzada, pero cuando estas conductas provienen “del poder” que se supone que es omnisapiente, debe ser inadmisible.

Bibliografia:

• Aristóteles (1966) El arte de la retórica. Buenos Aires. EUDEBA.
• Atchley, R (1991) The gerontologist. 29 (2) 183-190.
• Beauvoir, Simone de (1988) La vejez, Méjico. Ed. Hermes.
• Butler, R (1975) Why survive: being old in America N York; Harper Row.
• Butler; R  (1963 )The life review: An interpretation of reminiscence in the aged.Psychiatry, 26 (1) , 65 y 76.
• Carnivali; Judith (1990) Trabajo social y vejez: Teoría de la intervención. Buenos Aires Humanitas.
• Cicerón (1953) De senectud: las leyes , la vejez, la amistad. S de Chile. Ercilla
• Sánchez Salgado, C.D.  Gerontología Social. Ed Espacio. 2000
• Socolovsky, J (1990) The cultural context of de aging. N.York. Bergis & Garvey publishers.
• Kohn; Robert (1978) Priciples of mamalian aging. N Jersey; Pentice Hall.
• Palmore, E.  (1990) Ageism, negative and positive. N. york. Springer Publishing Company.

Junio, 15 de 2013

Profesora Dra. Adela Beatriz Kohan

Especialista Consultora en Geriatría

Especialista  en psiquiatría