"Se debe fomentar el pensamiento positivo sin dejar que factores como la ansiedad, la depresión o el miedo irracional interfieran en el quehacer cotidiano de los adultos mayores, el envejecimiento no tiene por qué ser estresante"
“Las Personas Mayores son la memoria de un pueblo y maestros de la vida. Cuando una sociedad no cuida a sus ancianos niega sus propias raíces y simplemente sucumbe”
Escuela de Ciencias del Envejecimiento
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En los países ricos, crece rápidamente el número de personas que se adentran en los noventa años de vida. Existe una preocupación extendida de que este logro se sostenga en la supervivencia de personas débiles y discapacitadas hasta edades muy avanzadas. Para investigar esta cuestión, se compararon las capacidades cognitivas y físicas de dos cohortes de nonagenarios daneses, nacidos con diez años de diferencia.
Las personas de la primera cohorte habían nacido en 1905 y se evaluaron a los 93 años de edad (n=2262); las de la segunda cohorte habían nacido en 1915 y se evaluaron a los 95 años (n=1584). Todos los miembros de las cohortes se consideraron aptos para el estudio independientemente del entorno donde residiesen. Ambas cohortes se evaluaron por medio de encuestas en las que se emplearon el mismo diseño e instrumento de evaluación y presentaron tasas de respuesta prácticamente idénticas (63%). Las capacidades cognitivas se evaluaron mediante un mini-examen del estado mental y una combinación de cinco pruebas cognitivas sensibles a los cambios relacionados con la edad. Las capacidades físicas se evaluaron mediante una puntuación de las actividades cotidianas y pruebas de rendimiento físico (fuerza de agarre, permanencia sobre una silla y velocidad de la marcha).
Conclusiones
Las probabilidades de sobrevivir hasta los 93 años de edad fueron un 28% más altas en la cohorte de 1915 que en la de 1905 (6,50% frente al 5,06%), mientras que las probabilidades de llegar a los 95 años fueron un 32% más altas en la cohorte de 1915 (3,93% frente al 2,98%). La cohorte de 1915 obtuvo puntuaciones significativamente mejores en el mini-examen de estado mental que la cohorte de 1905 (22,8 [DE: 5,6] frente a 21,4 [6,0]; p<0,0001) y mostró una proporción sustancialmente mayor de participantes que obtuvieron las puntuaciones máximas (28—30 puntos; 277 [23%] frente a 235 [13%]; p<0,0001). De forma similar, la puntuación combinada de capacidades cognitivas fue significativamente mejor en la cohorte de 1915 que en la de 1905 (0,49 [DE: 3,6] frente a 0,01 [DE: 3,6]; p=0,0003). No se registraron diferencias uniformes en las pruebas de rendimiento físico, pero la cohorte de 1915 mostró puntuaciones de actividades cotidianas significativamente mejores que la cohorte de 1905 (2,0 [DE: 0,8] frente a 1,8 [0,7]; p<0,0001).
Interpretación
A pesar de tener dos años más en el momento de la evaluación, la cohorte de 1915 obtuvo puntuaciones significativamente mejores que la cohorte de 1905 tanto en las pruebas cognitivas como las puntuaciones de actividades cotidianas, lo que sugiere que aumenta el número de personas que llegan a edades muy avanzadas con mejores facultades generales.
Leer el artículo original y completo en inglés en The Lancet
(Publicado por MSD / UNIVADIS)