Pitágoras: "Una bella ancianidad es, ordinariamente la recompensa de una bella vida."

Prof. Dra. Adela Beatriz Kohan

Psicogerontóloga, Psicogeriatra y Logoterapéuta

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Argentina
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"Se debe fomentar el pensamiento positivo sin dejar que factores como la ansiedad, la depresión o el miedo irracional interfieran en el quehacer cotidiano de los adultos mayores, el envejecimiento no tiene por qué ser estresante"

“Las Personas Mayores son la memoria de un pueblo y maestros de la vida. Cuando una sociedad no cuida a sus ancianos niega sus propias raíces y simplemente sucumbe”

Escuela de Ciencias del Envejecimiento

Colaboraciones

La vejez en las Américas

11.07.2014 23:42
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Incertidumbre que genera la finitud de la vida humana

26.07.2013 00:24

“La vida, si se sabe utilizar, es bastante larga”

Lucio Anneo Séneca (4 aEC-65),

filósofo romano de origen hispano

Autora: Prof. Dra. Adela B. Kohan

Desde tiempos remotos al hombre comenzó a preocuparle el tema de la muerte. Mimnermus, antiguo poeta griego que vivió en el siglo VII aEC, lamentaba en sus escritos la transitoriedad de la vida. Sostenía que la muerte alcanza al hombre a los 60 años. Por el contrario, un coetáneo suyo, Solón, mantenía que la edad natural para morir eran los 80 años.

En el siglo IV aEC, Lao-Tsé dijo “en morir y no perecer está el secreto de la verdadera longevidad”. Ya en la Edad Media y en el Renacimiento se proponía que la duración de la vida era menor de 80 años.

El Papa Inocencio III (1161-1216) en su libro “El despreciable mundo y la miseria humana”, expresa “son pocos los que alcanzan los 40 años y los sexagenarios representan excepciones”.

Eustache Deschamps (1330-1415), gran escritor francés del siglo XIV, dijo: “las mujeres alcanzan la vejez a los 30 años y los hombres a los 50 años” siendo el límite de la vida, en aquellos tiempos, los 60 años). Destacamos que Deschamps vivió hasta los 85 años.

Todo lo que se escribía en épocas remotas como las que citamos, sólo se basaba en observaciones empíricas. Se trató, desde siempre, hallar una relación entre el período de crecimiento y la duración de la vida.

Aristóteles reparó en el tema; luego, el naturalista francés Georges Louis Leclerc, conde de Buffon planteó, en el siglo XVIII, que “la duración de la vida de los seres vivientes es siete veces el tiempo en que dura su desarrollo”.

Su compatriota, el fisiólogo francés J.P. Florence, disminuyó el coeficiente a cinco, y si se tiene en cuenta que el hombre tarda en desarrollar veinte años, la expectativa de vida, según él, era de cien años.

Hubo quien llevo el coeficiente a ocho y el proceso de crecimiento del hombre a veinticinco años, obteniendo la cifra de doscientos años.

J. Mayer, fisiólogo polaco (1808/1899) consideraba que la duración natural de la vida humana oscilaba entre los cien y  ciento diez años.

A. Bogomolets, fisiólogo ruso, sostuvo que la longevidad normal en el mundo actual tendría que llegar a 125  años y dejó claro que esta es una cifra provisoria y que podría extenderse.

El reconocido biólogo y gerontólogo  británico, Alexander Comfort (1920-2000) expresaba que esas cifras, mencionadas anteriormente,  eran muy optimistas y, a su vez, temerarias.

Se deben considerar los procesos reales de la vida y asumir que los factores sociales y culturales de determinados grupos podrán, o no, facilitar la longevidad.

El enigma continúa y aún no sabemos, a ciencia cierta, como  tendría que ser científicamente calculada la duración de la vida humana.

En la Biblia, el Génesis da definiciones muy interesantes. El caso de Matusalén, por ejemplo, que fue el que llegó a más viejo dentro de los patriarcas, vivió, según las Escrituras, hasta los 969 años; también se cita que Adán y cinco de sus descendientes vivieron hasta los 900 años.

Actualmente sabemos que en Ecuador -en la zona del valle de Vilcabamba-; en el sur de Rusia; en el Estado de Hunza; en los Montes de Karakam, en Pakistán, hay las mayores longevidades del mundo donde sus habitantes pueden llegar a los 110 años, o más, y se puede ver convivir a cuatro o más generaciones.

En el plano teológico, la vida del hombre no tiene límites: es eterna, y sólo se piensa en términos de infinitud.

Vicktor Frankl sostiene, que nuestra trascendencia y nuestro legado, es una manera de eternizarse.

La ciencia ha avanzado obteniendo mejores mediciones de vida que no fue acompañada de un cambio social y cultural adecuado. Hemos dado más años a la vida y aún no hemos logrado mejorar la calidad de vida.

SI hacemos historia, vamos a recordar que en la Edad del Bronce el promedio de vida era de 20 años; durante el Imperio Romano los 23 años; en el Medioevo se extiende a los 35 años; en el siglo XIX llega a los 45 años; en la década del ´60, la vida, fue de 70 años promedio y, actualmente, se habla de 80 años para los países desarrollados no siendo muy distinta la cifra para los países en vías de desarrollo.

Se supone que asociado a los avances científicos y a las mejoras educacionales y socioeconómicas, la esperanza de vida alcanzará 10 años más que actualmente.

Las enfermedades evitables o prevenibles, en especial las cardiovasculares,  al ser controladas, evitarían un sin número de muertes tempranas. El control de las enfermedades infecciosas, como el VIH y el diagnóstico oportuno del ´cáncer  harían que el ser humano sea longevo.

La toma de conciencia respecto de los accidentes de toda índole, y su evitación, se transformaría en una razón de peso para alargar la vida.

También es importante apuntar a la calidad de vida y retrasar, y prevenir, la discapacidad que puede aparecer en la vejez.

Actualmente se llama longevos a los mayores de 90 años, si bien no disponemos de estadísticas desde la atención primaria, vemos que cada día son más numerosos.

En mi opinión  llegar a los 90 años depende de cada ser, su interacción con el medio, los autocuidados, los cuidados externos y la genética. He leído que el hecho de que el hombre llegue a los 100 años sería un fenómeno fisiológico natural

Potencial Máximo de Vida (PMV) es la edad en la que muere el último individuo de una población

El PMV es una característica de cada especie. En nuestra historia, el porcentaje de sobrevida de los seres humanos siguió una curva exponencial declinante. Los valores de sobrevivencia, en diferentes épocas de la historia, hacen notar  que hasta hace poco tiempo la mitad de la población murió a los 30/40 años y el PMV se ha mantenido siempre en los 100 años. El aumento de la vida a 70 años  no tuvo correlación alguna con un incremento del PMV.

Inferimos de lo escrito que las personas desarrollamos la capacidad de mantener nuestra salud hasta alrededor de los 40 años, edad que fue el promedio de vida en la mayor parte de las personas en la Historia.

Existiría, pues, un grupo de procesos que determinarían la longevidad, que dirigen el  tiempo en el que se puede tener buena salud y fuerza física.

Aun así, las causas por las que se puede prolongar la vida humana continúan ocultas, por ello, es oportuno recordar a Séneca cuando dijo: ”la vida, si se sabe utilizar, es bastante larga”.

 

Bibliografía:                                                                                                                                              

  • Prieto Ramos y otro. “Temas de gerontología” EDITORIAL CIENTIFICO-TECNICA. La  Habana , Cuba 1996.
  • Tolstig A, “El hombre y la edad” Ed Moscú 1989
  • Pearson D y otro:”lLa extensión de la vida, una aproximación científica” Warner Brooks. Inc N York 1982
  • Leaf A; “Long life populations” Mac Graw Hill Book Company . n York 1985
  • Campion E W et al “Medical intensive care of the elderly” Jama 246 2  052-2 056, 1981
  • Quintero Danauyg. “la calidad de  vida en tercera  edad”  S C de Geriatría y gerontología. 1992
  • Organización Mundial de la Salud “ Aplicaciones de la epidemiología en el estudio de los ancianos” Ginebra 1989.
  • Rivera Casado JM y otros “El anciano moribundo, problemas que plantea” Ed Idepsa 1991